Décimas por un errante
Te busqué por mucho tiempo
¿Por qué tanto de mí huías?
Tú querías mi lejanía,
pero tu corazón a tiempo
late. En ningún momento
de tu corazón, garganta
y mirada me fui. Tanta
era tu cobardía de verme
llegar un día, que aunque
mi nombre sabías, renta
a la mentira seductora pedías.
A obscuras y rencoroso,
tú, en ese calabozo,
obstinado te perdías.
No pienses que te oprimía,
pero tantas veces me viste
con ojos de amante triste
que no recordarme te era
imposible, y tu compañera,
la mentira, te dijo: perdiste
el amor por la vida. Pero
eso no es cierto. Mírame
levántate y háblame.
Abandona el austero
silencio que no es sincero
siempre. Tu corazón late
aún por el verdadero amante
que soy yo: el perdón
ardiendo en tu corazón,
y vuelve a la mar, navegante.
Javel
Las del estribo: Mañana que es fin de año, seguramente sonará aquella estrofa de “no quiero comenzar el año nuevo/con este mismo amor que me hace tanto mal” de José Alfredo Jiménez. El Chapo escuchaba, del mismo autor, “El rey” cuando se escapaba de la cárcel. Pero pensemos que olvidar y evadir es escapar de la posibilidad de enmendar nuestros errores, de vivir bien. El rey que quiere el narcotráfico no tiene a “nadie que lo comprenda” porque lo quiere todo para él, por ello no tiene verdaderos amigos, y si no tiene “ni trono ni reina” es porque no son hombres que lo merezcan.
Mañana haremos el ritual de las uvas, de las promesas de vivir bien, pero preguntémonos si merecemos esa oportunidad, no la de olvidar o imponer para hacer de nuestra “palabra la ley”, sino la de enmendar nuestras faltas. Porque si no es así, las uvas sólo serán nuestra versión del túnel bajo la cárcel. Aunque es cierto, hacernos el propósito de no comenzar con lo que nos hace daño, con lo que estamos inconformes, es síntoma de que aún buscamos vivir bien. Vivamos bien, pero sin olvidar lo que tenemos que enmendar.
Lector, gracias por acompañarme en ésta mi primer travesía como escritor en la web, que sin ti mi ejercicio no estaría completo, pues a mi modo de ver, la lectura y escritura siempre es de dos.
¡Feliz año nuevo, lector!
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