Debate enredado

La viralización exige que todo se vuelva espectacular. Los eventos más importantes deben ser llamativos, atractivos, lo suficientemente serios como para que resulte inusual y entretenido burlarse de ellos. La caída de un avión donde murieron más de cien personas no debería tener esta última característica, pero de alguna manera los tuiteros logran burlar las restricciones morales de la red y encuentran una burla a algo que refiera al accidente. Pero una boda entre dos integrantes del espectáculo se vuelve algo que le da gusto a todos: tiernas, envidiosos, burlones, ilusas e incluso a los intelectuales más modernos. Un debate político, algo que debería ayudar a que los electores piensen mejor su voto, es el más grande espectáculo.

Lo veíamos durante los debates previos para elegir al presidente de Estados Unidos: Donald Trump y Hillary Clinton se lanzaban acusaciones como actores de la WWE. El actual presidente de dicha nación haciendo gestos llamativos, lanzando acusaciones que pudieran caber en una tendencia de Twitter, reaccionando como el tuitero más virulento para llamar la atención. ¿Sus electores se esperaban que respondiera del modo más coherente a los problemas más complejos que aquejan a la nación o que lanzara aves de fuego para prender las redes sociales? El debate reciente en México no ofreció un panorama diferente: fue un espectáculo que superó en entretenimiento la final del futbol. Parecía que los candidatos tenían en mente cómo serían transformadas en memes las cosas que hicieran y dijeran en lugar de pensar cómo presentar una idea clara del proyecto que se figuraban para gobernar el país. ¿Querían dar a los electores un espectáculo llamativo más que  mostrar sus reflexiones políticas?, ¿los electores esperaban hacer o ver memes más que pensar qué clase de gobernante podía afectar próximamente su vida? Quizá la falta de seriedad que se le da a esta clase de ejercicios radique en que los electores se han dado cuenta de la complejidad de unir discurso con acción, es decir, que todo debate siempre es parcial porque es pura palabrería. Pero si fuera pura palabrería, los ataques a los candidatos no servirían, pues las actividades de los candidatos a veces se amoldan a las descalificaciones que les dan. A todos los candidatos, por ejemplo, se les puede cuestionar que sean tan honestos como se presumen. Eso no quiere decir que sea conveniente simplificarlos para entenderlos con mayor claridad. Mucho menos quiere decir que las redes sociales sean convenientes para la democracia.

El hecho de que se quiera politizar las redes o enredar la política da cuenta de la idea de la política que se quiere manifestar. Pues no por nada se atacan más entre los principales competidores que entre quienes no figuran en los altos números de las encuestas. No se pretende explicar en qué consiste el mejor modo de llevar un país, se quiere obtener el poder con cualquier clase de herramientas, con cualquier clase de discursos.

Yaddir

Los días muertos

Empieza noviembre entre flores de cempasúchil y calabazas por todos lados. En las calles el remanente de octubre queda como los restos de la fiesta de la colonia. Todavía salen los niños pidiendo su calaverita y los más grandes presumen el ingenio puesto en sus disfraces. Las ofrendas se encienden y lo colorido en ellas se tiñe de un anaranjado tenue y mortal, ese mismo anaranjado que encontramos en el atardecer vencido por la noche. Junto a las fotografías maltratadas por el tiempo, va endureciéndose el pan de muerto hasta parecer una roca. Los días también hacen lo suyo sobre la fruta, la cual lentamente pierde su bello olor natural.

En el principio del mes las personas consiguen presurosamente lo necesario para disfrazarse o montar sus altares. Las vías públicas se tornan caóticas; en sus costados pululan los vendedores ambulantes y los coches intentan avanzar en las apretadas vías. Entre éstos la gente corre sin dirección, a veces comprando lo que necesitan y otras dejándose seducir por los productos recién salidos de almacenes. Brujas, vampiros, demonios y figuras de cine resultan atractivos para los de espíritu de chiquillo, los más solemnes acuden a los puestos de flores o frutas para su ofrenda. Los últimos meses son afortunados para los vendedores. Si hubo algún momento de vacas flacas, aún queda tiempo para reponer el rancho. Al final de año la mesa del vendedor luce con alimentos inusuales, quizá como ofrenda por el esmero en el trabajo. Mientras tanto en la mesa del comprador se respira un alivio que es saboreado como paz.

El vendedor sabe que hay que aprovechar los meses de fortuna. No en vano las tiendas y comercios parecen tener urgencia por llegar a noviembre y diciembre. Parpadeamos y aparecen los adornos tenebrosos, volvemos a parpadear y éstos se han vuelto amables y cálidos. Algunos, sorprendidos, se hallan en el colofón del año, con cierta añoranza ven lo que hicieron. Situados en noviembre, sienten que el treinta y uno llegó y temen lo veloz que ha sido el tiempo. ¡El año se pasó volando! ¡Estamos en Noviembre, el año ya se acabó! Para ellos los días restantes se esfuman con presteza; pronto dejarán de ser y quizá ni puedan evitarlo.

A propósito, los días de asueto son el consuelo ante el final desazonador. Por unos momentos el tiempo incesante logra detenerse. Con las vacaciones decembrinas podemos olvidar que los meses se han ido volando, aunque sean su mismo indicador. En la agenda el año terminó, resta celebrarlo amargamente. Insatisfechos, los últimos días son incómodos y hasta fastidiosos (¿solamente los últimos?). El sol deja de ser el protagonista del amanecer para volverse el orbe que provoca el hastío en un sábado a las dos de la tarde. Caminar con la frente azotada por el calor hace maldecirlo.

Moscas. Contrario a lo que parece, el Senado sí vela por la población. Su cuidado va más allá de un sexenio, y así lo señala Salvador Camarena.

II. A propios y extraños sorprendió que el presidente rompiera el rito presidencial para lanzar una palabra atrevida. Aunque eso pudiera significar algo más.

III. En estos días un par de panistas fueron regañados por su aparición en medios. Pese a que los spots de Anaya no serán retirados, el TEPJF decidió acerca de la exposición mediática de los líderes de partidos. Por otro lado, para el INE la portada de la revista Líderes es un acto de promoción. ¿Y la revista Central no lo fue? ¿Y las portadas en Vértigo? ¿Y la promoción en cines y TV Azteca?