«¿Cómo estás?» puede ser la pregunta más compleja de responder así como la más fácil. Decir «bien» es regularmente lo común. Acostumbrados estamos a escuchar el cuestionamiento en dos breves palabras del mismo modo como estamos acostumbrados a responder con una sola. Somos adictos a lo rápido y breve. Lo hacemos por costumbre. La socialización diaria nos hace preguntar y responder en automático. Nos interesamos brevemente el uno en el otro. Aunque tal vez sólo nos interese la respuesta, el fingir interés, y no saber cómo está la otra persona. ¿Sabe cómo se encuentra?, ¿distingue un día del otro si aparentemente todos los días hace casi lo mismo? El que pregunta, ¿sabe cuando le mienten, cuando le dicen «bien» porque el que responde quiere pasar al otro peldaño de su rutina, a que ahora él sea el cuestionado?, ¿sabe por qué le están mintiendo? Si la pregunta se hiciera y respondiera con toda su compleja seriedad, no habría necesidad de terapias.
Aunque quizá hacer todos los días casi lo mismo o cosas diferentes de la misma manera nos mantenga bien o con la creencia de que estamos bien. Si estuviéramos mal o nos diéramos cuenta que estamos mal tal vez no seguiríamos haciendo lo que hacemos. Tal vez haríamos algo diferente. Quizá nos interesaría saber por qué la otra persona está bien. Hay quienes creen que lo que hacen es algo bueno. ¿Sólo ganar dinero será bueno?, ¿mantener una rutina que me posibilite vivir, tomar vacaciones, y satisfacer algún pequeño placer de vez en cuando es estar bien o es realizar algo bueno? No pocos creen que por promover mediante su trabajo lo anterior es estar haciendo bien. Decirle a otros lo que deben hacer, para algunos, es estar haciendo bien; para otros es estar haciéndose bien. Un médico, por ejemplo, hace bien al enfermo y se hace bien. Hasta el buen médico puede afectar más de lo que ayuda a su paciente. ¿Preguntar seriamente cómo se encuentra alguien es sin ninguna duda hacer bien?
La imposibilidad de saber cómo está uno es lo que la producción de la rutina más afecta. Se cree que se sabe cómo se está, pues tácitamente se llega al acuerdo de que se está bien. El que se percata que se encuentra, en algún sentido, mal, difícilmente lo reconoce, lo dice o intenta solucionarlo. Saber qué es estar bien no es algo que se pueda decir en menos de un segundo.
Yaddir