Proyección

Y a la vuelta de unos días, descritos en corpulentos volúmenes de diarios, nos dimos cuenta de que la vida se nos fue.

Entre proyecciones, ilusiones y desencantos. Con la compañía de soles, de resolanas, pero jamás de profundas sombras, salimos a caminar siempre: primero sin ver en donde estábamos, después … con gruesos bastones en la mano.

A la vuelta de unos días, que se fueron convirtiendo en semanas, meses y años, pasamos por la vida creyéndonos arrojados.

Todo esto nos sucede, cuando por imaginarnos cada mañana haciendo lo que nunca logramos, dejamos de ver que ahora somos salvos.

Maigo

Agridulce

Dulce parecía el fruto que comió Eva, pero trajo consigo las amarguras de la muerte.

Amargo, en cambio. fue el fruto con el que se preparó el doloroso cáliz, que el hijo del hombre apuró en 3 años y 3 horas.

Tres años para prepararlo, 3 horas para devorarlo, o más bien para ser devorado por él. Después tres días de oscuridad que terminarían con el castigo conseguido por Adán.

Ese vino amargo, trajo el más dulce de los licores, al beberlo, la vida del hombre tiene sentido, porque se adereza con el amor infatigable de quien da la vida por sus amigos.

Algunos seres que buscan engañarse, y de paso quieren engañar a otros, se comparan con el buen pastor, y pretenden trasformar el agua en vino, pero no ven que el agua que trasforman está más sucia que el lodo de los cochinos.

Transformar el agua en vino es una cosa, pero querer cambiar el lodo y enseñar a ilusos seguidores que éste se transforma en algo bueno y puro, por el simple hecho de ser tocado por aquellos que sólo saben dar discursos, dista mucho de un buen cambio.

Sólo Jesucristo salva, en tanto que es el camino de obediencia a la ley eterna.

Las vanas transformaciones no dejan de ser engaños porque pintan de púrpura las aguas puercas, no importa si éstas se hacen una, dos, tres o hasta cuatro veces, siguen causando sed y cubriendo todo de miseria.

Maigo

Una piedra

Una piedra no cambia por su cuenta, se queda inmóvil, porque no tiene sentido que se mueva, está inanimada, y eso es evidente, quizá por eso elegimos piedras para construir nuestras casas.

Buscamos piedras para labrar sobre ellas lo que es bueno y para señalar para siempre lo que es malo, así ha sido desde hace mucho, cuando no queremos que algo cambie porque lo consideramos justo, se pone en piedra, aunque entre escombros acabe.

Se dice, que las primeras tablas de la ley fueron grabadas en piedra, así no había posibilidad de cambios, pero no sólo esta piedra cuenta, hay una mucho más especial e importante.

Mucho tiempo después, hubo una piedra a la que especialmente dejaron de lado los constructores de cosas que pretenden ser eternas, pero la tomó el arquitecto que sí sabe de eternidades.

Se trata de una roca viva, pero firme, capaz de arder y de manar agua sin cansancio. Esa piedra fue un hombre que aprendió que no importa ser el primero entre sus hermanos, que el pastor cuida de sus ovejas dando la vida por ellas, y que se puede amar a Dios aún cuando el mundo esté de cabeza.

Esa roca viva, entendió que el amor puede transformarlo todo y que la ley que importa mantener es la que se graba con el Dedo de Dios en el corazón del hombre, el inconstante hombre, que constancia adquiere cuando está cerca de su creador.

Los sabios, dicen que esa piedra se llamaba Pedro, que sobre su firmeza se fundó algo importante para el hombre necesitado de la salvación, también dicen que de sus ojos manó agua, como pasó con una roca en el desierto y con el costado de quien le enseñó a dar la vida por los amigos y a perdonar 70 veces 7 a los enemigos.

El agua de esos ojos fue la apertura ante el arrepentimiento, puerta que se abre ante el dolor que ocasiona la conciencia, especialmente cuando por miedo se actuó sin amor.

El agua de una roca aplacó la sed de un pueblo, pero ese mismo pueblo no calmó su sed para siempre; en cambio, las lágrimas de un hombre mostraron la belleza del arrepentimiento, y la sed ocasionada por la muerte se vio derrotada.

La ley grabada en la roca que es Pedro no cambia, no depende de decretos, regímenes o de tiempos, es eterna y es al mismo tiempo liberadora, pues da vida eterna.

Pero, la ley que sólo se anuncia, quizá por la mañana, muere por la tarde; tal y como pasa con la vida de quienes a diferencia de Pedro, sólo buscan, ante todo, ser en todo los primeros.

Alegrémonos de que esa ley justa, que es la que le dio el perdón a San Pedro es eterna y da vida, mientras que la otra se acaba tras un breve tiempo, quizá lo que dura una vida, quizá menos que eso.

Maigo

Inocencia y montajes

Para los hombres mundanos las culpas se lavan con la distracción. Los seguidores de Barrabás lo sabían y por eso crearon y magnificaron faltas contra el inocente, así fue mejor un asesino y ladrón que un hombre que curaba enfermos.

El culpable se fue, librándose del patíbulo, pero se perdió en el olvido.

El inocente, salud de las almas, murió como un cordero. No dijo nada mientras lo juzgaban ya había hablado antes con la verdad, y eso bastó, para los que entendieron que su reino no es de este mundo.

Gracias a su silencio, el inocente salvó a todos los dispuestos a escucharlo, del otro, al que aclamaron con gritos, no se sabe nada, quizá murió por la espada.

Gracias a los gritos y plantones de aquella mañana, hace más de dos mil años el asesino se perdió en el olvido de la historia y se le recuerda sólo por causas meramente incidentales, mientras que el inocente venció a la muerte y nos invita a hacer lo mismo mediante un amor que no es fingido, es decir que no se exhibe pero que sana.

Feliz Pascua, para los dispuestos a escuchar.

Maigo.

El apagón

Se cuenta que al inicio del tiempo estaban la tierra y el cielo, que la luz se hizo después, para ayudarnos a entender lo que estaba pasando en esa masa de tinieblas.

Unos días más tarde, llegó el hombre hecho a imagen y semejanza de quien hizo la luz, pero él se creyó hacedor de luz, y se perdió en las tinieblas de una oscura caverna, ya que no hay nada más abismal que la absoluta incapacidad para entender lo que pasa

El hombre dejó que su vista cayera en la contemplación de una luz azul y pequeña en sus manos, ya no quiso ver hacia arriba en los cielos porque girarse hacia arriba daba tortícolis y molestias.

Después de esos cambios henos aquí en las profundidades, con frío, pero con linternas en nuestras manos, esas lucecitas que nos ayudan a creer que entre nosotros nos comunicamos.

Alguien se atrevió a decir que en nuestra caverna vemos sombras, proyectadas en la pared gracias a unas luces encendidas por titiriteros, aceptamos no hacerle caso porque en esta caverna nos vemos como seres de luz, ya que traemos lucecitas azules en nuestras manos, lucecitas capaces de “abrir nuestro entendimiento”.

-¡Qué maravilla hacer luz propia y comprender que lo mejor es lo que ahora hacemos!- pero más bello fue cuando comprendimos que dejamos de ver el cielo y que en las tinieblas en las que estábamos esa luz azul no nos daba entendimiento.

Todo ocurrió con un apagón, las lumbreras de cada quien obsoletas se volvieron, nos dimos cuenta de que estábamos a obscuras, viviendo con frío y mucho miedo.

Se apagó la luz, de momento ni siquiera se habló de titiriteros, quizá sea momento de salir y de ver con los propios ojos al cielo y entender que somos criaturas semejantes, pero no iguales a quien nos dio el entendimiento.

Maigo

Entre la cruz y el azar

Atentos los soldados, lo que pasa por encima de sus ropas es cuestión para ellos de importancia, los cuidadores poderosos en manos del azar el sentido de sus tardes encontraban.

Tras los insultos a los reos, uno de ellos sumamente manso, los vigías veían cómo es que los dados les concedían o les negaban el tener un manto y una túnica en suerte. ¿Qué caerá? ¿Será bueno? ¿Acaso hubo trampa?

Los poderosos vigías se entretenían con asechanzas, mientras en el madero la vida de su reo se acababa.

Las suertes sobre ropas extendidas en el suelo, y elevándose al cielo, el manso Cordero, viendo cómo a pesar del juego la salvación alcanza para aquellos que no buscan poder, para los que lejos de los juegos y las chanzas entregan sus vidas por los amigos sin esperar de este mundo alabanzas.

¡Qué lejos está el tesoro de la salvación cuando cuelga del madero!, ¿Cuánto nos alejamos de ser salvos al preferir las suertes y los insultos que son propios del juego  en lugar de ver el gesto de amor del inmaculado Cordero?

A veces pareciera que la vida se nos va en tiradas mezquinas, destinadas a ganar investiduras ya vacías.

Maigo

La mujer más digna

La más digna de las mujeres se asumió como sierva, y sin presumir humildades se fue a atender a su prima, que estaba por dar a luz. Ella embarazada, y con el riesgo de ser señalada por una comunidad dada al juicio fácil, siendo la más digna se puso a cocinar y lavar pañales.

Tiempo después, al regresar a casa se enfrentó al peligro de ser rechazada, vilipendiada y hasta apedreada, pero la fe la mantuvo hasta el momento de dar a luz.

Siendo la mujer más digna entre todas, parió en un establo rodeada de animales y pastores, y en lugar de quejarse por este tipo de dolores guardó silencio y agradeció la bendición que recibió.

También calló al enterarse que una espada atravesaría su corazón, y al tener que dejar todo para irse en calidad de refugiada en tierras con costumbres y con una lengua extraña.

Pasó de ser madre a ser fiel compañera, una vez que su hijo tomó su camino y junto con él subió la terrible cuesta, e incluso lo bajó, lo bañó con sus lágrimas, y aún así la fe que la sostuvo nunca perdió.

Siendo sierva, sin ostentar una humildad palaciega, sin presumir de honesta, siendo oído atento más que voz cantante y siendo silenciosa más que discursiva respecto a la esperanza con la que vivía, María se convirtió en el refugio de los dolientes y arrepentidos.

La mujer más digna es la puerta del cielo porque nos enseña a tener fe a pesar de lo que vemos, calla al decir “hagan lo que mi hijo les diga” y nos acompaña al cielo que es real y no a la falsa promesa que se esconde tras las farsas políticas, tras reparto hipócrita de bienes y tras la búsqueda de amores comprados como aquellos que sólo puede recibir un Tirano.

Maigo