Deciduo
que algo ayer estará olvidando este país
J.H.C.
nuestros mejores días han pasado de moda
J.E.P.
Vuelvo y cada vez comprendo menos. Me son extraños. Me resultan fútiles, vanos, inexplicables. No los veo con curiosidad. Ni los comprendo, ni los comparto. Los veo desde lejos. No me emocionan. Ni decepción, ni desesperanza. Tampoco puedo decir lo que realmente pienso: no tiene caso, ya se sabe que diré lo mismo y eso siempre frustra el afán de lo novedoso. En estos tiempos en que hay tanto empeño por cambiar, caducos somos quienes no nos emocionamos por el cambio. Vuelvo y no comprendo. Nada me reúne con los simbolismos baratos y simplones.
Viajando en el transporte público veo el afán de los demás en las pantallas del dispositivo. Ríen y gozan. En la información les va la vida. No comprendo. La risa yo la conocía con mis amigos; no imagino el goce sin otro. No me encuentro en el simbolismo de su información: cuando comparto lecturas aspiro a que nos tomemos en serio pensando juntos. ¿Acaso puede pensarse tanto en medio de todos esos likes?
En clase veo el afán de los estudiantes por especializarse. Leen, sí, pero para salir al paso, para acechar la cita correcta, para sobrevivir en la cruenta competencia que será su vida. Hay prisa, mucha, prisa por acreditar, por ascender. El ascenso a la especialidad es el símbolo que acopla sus quehaceres. Quieren claridad, pero para no seguir pensando. Claridad burguesa: tener todo a la mano, administrable. Persuasión de su insuficiencia; pedagogía de la escasez. Estudiar como inversión, de ahí que sus decisiones sean cálculo de riesgo. Pensar apocado; diálogo fingido. ¿Qué sentirán en la soledad de las alturas del éxito?
Escuché por radio las impresiones de los primeros visitantes a Los Pinos. Emocionados, los compatriotas presumieron el simbolismo de nuestros tiempos: la apertura de la casa presidencial semeja la entrada a la vida democrática. ¡Si fuera tan sencillo! Democracia del edificio vacío. Excitación adolescente del despojo y el allanamiento. Administración inmobiliaria del rencor. ¿Qué pasará cuando Los Pinos ya no sea espacio suficiente para contener la venganza?
Vi por televisión la ceremonia de la entrega del bastón de mando. Indigenismo HD. La invención de un pasado para justificar un presente. Sincretismo religioso para disfrazar el fanatismo. Mitin travestido de Guerra Florida. ¿Acaso no me conmovió la convención del universo en la bendición de nuestras raíces? Mis raíces no son una producción de ArgosTV. Desconfío de la teurgía como política social y de las bendiciones como garantías de la ley. Soy caduco.
No comprendo a mis compatriotas, no comparto ilusiones con mis compañeros. Ni me apura la información, ni me entusiasma el éxito. No creo en la democracia por decreto, ni por producción partidaria. Vuelvo a ver a la gente, vuelvo a ver a mis conocidos, pero no los comprendo. Algo ha pasado, es cierto, pero no la historia, ni el progreso. Quizás estos tiempos son para otros. Soy caduco; solo los veo.
Námaste Heptákis