Realidad infiltrada
La libertad política no es la libertad fáctica, así como la sabiduría práctica no es un acto teórico. La teoría y la práctica se distinguen por sus objetos. Cavilar sobre una acción posible no es semejante a la contemplación de un teorema. Detenerse a considerar los pormenores de la acción no es, por ello, un proceso deductivo. La sabiduría práctica garantiza la libertad política. Pero no hay libertad política si es imposible la sabiduría práctica. Y la sabiduría práctica es eso que antes se llamaba virtud.
La diferencia entre la libertad fáctica y la libertad política se muestra en el problema de la tiranía: el tirano podría tener toda la libertad fáctica de la acción resuelta, pero no por ello tiene libertad política, pues es esclavo de sus vicios. Un tirano podría resolver la apariencia de la libertad política, pero no con ello será libre políticamente. La libertad política es la que permite el reconocimiento de la práctica como práctica, no como vida fáctica. Pensar que la vida política es fáctica supone la imposibilidad de la política y el imperio de la necesidad. La tiranía sólo se sostiene cuando la política es imposible y la necesidad imperiosa.
La necesidad no puede ser imperiosa cuando el mal es posible. Por ello, cuando en la vida política nos negamos a ver el mal, suponemos una necesidad imperiosa y una tiranía posible. Pensemos, por ejemplo, en una explicación popular sobre una revuelta populosa. Un grupo de gente toma las calles para protestar contra una imposición gubernamental y la protesta deviene en saqueos y robos. La explicación que se niega a ver el mal supone inmediatamente una confabulación: los saqueadores son infiltrados. O bien son los funcionarios quienes confabulados desvirtúan las protestas del pueblo bueno infiltrándolo en su manifestación, o bien son los opositores quienes confabulan con intenciones golpistas infiltrando a desestabilizadores, o bien hay especialistas en la infiltración que buscan la reacción desproporcionada de las fuerzas del orden. El hecho violento es cuestión de fuerzas que no dan la cara. Quienes así piensan ya concluyeron que la maldad es imposible. La violencia como efecto de las fuerzas es amoral. La conspiración enmascara la crueldad. Una comunidad que se niega a ver la crueldad de su propia acción es una comunidad que será sorprendida por el mal. Ante el mal que sorprende y la política que se cancela sólo queda la libertad fáctica.
Námaste Heptákis
Escenas del terruño. 1. El miércoles 11 se cumple un año de la desaparición de los jóvenes de Tierra Blanca. Tras el intento de cerrar el caso con el planteamiento de que una gota de sangre es prueba del asesinato de los jóvenes, no hay avances en la investigación desde el 12 de mayo de 2016. 2. El violento polvorín que es el país ha sido rociado con gasolina, asegura Juan Villoro. 3. Durante el año pasado mencioné las recurrentes amenazas a Héctor de Mauleón. En la semana, en su columna de El Universal, se dio a conocer el seguimiento de los casos. Primero, señaló de quién provienen las amenazas: un simpatizante de Morena. En segundo lugar, nos informó que quien coordinó las amenazas radica en Puebla y utilizó las instalaciones de la BUAP para amenazar; además de que dos miembros más del grupo han sido detectados en Zacatecas y Houston. En Puebla, parece trabajar también para Moreno Valle. De Zacatecas es el actual delegado en Cuauhtémoc (delegación sobre la que de Mauleón reporteó y cuyos reportajes generaron las amenazas). ¿Por qué Houston? Sospecho que algo podría encontrarse si se remonta al 20 de mayo de 2012. En tercer lugar, se señaló que no sólo Héctor de Mauleón, sino Denise Maerker, Olivia Zerón, Denise Dresser y algunos críticos de Morena también han sido amenazados por el mismo individuo. Como es de esperarse, los seguidores de la «honestidad valiente» denuncian difamación, dicen que el señalado no es de Morena, dicen que de Mauleón ni aguanta nada… ¡Ah, qué recurrente es el compló! 4. Lo malo de no ir a la fuente. Sergio Aguayo escribió para el diario Reforma una nota sobre El deshabitado, última novela de Javier Sicilia –reseñada aquí-. Basándose en la nota de Aguayo, Juan Ignacio Zavala difama a Sicilia en las páginas de El Financiero. Lo malo de no ir a la fuente.
Coletilla. Jean Jacques Rousseau «quiso reinventar el mundo, pero no salió del espejo», ha dicho Jesús Silva-Herzog Márquez en su contribución para Nexos de enero de 2017. Le debemos una más a su lucidez.