El refrán que reza «no todo lo que brilla es oro» es muy claro y además viejísimo. Es probable que ambas cosas estén relacionadas: es parte del saber popular más extendido que las cosas a veces aparentan ser lo que no son, o que dejan ver poco de sí. El oro, siendo un símbolo tan antiguo para lo valioso, propicia que esta imagen se conserve en muchas lenguas y a lo largo de muchísimo tiempo. La advertencia es que quien busca lo valioso no debe confundirse entre tantas cosas que también brillan en el mundo aparte de lo que tiene verdadero valor. O dicho de otra manera, yerra el que cree que al oro se le identifica únicamente por cómo se ve. Junto con la imagen del oro está además la de la pirita, el oro de los tontos, que aunque valga muchas veces menos, brilla hasta más que el oro cuando se la encuentra en bruto. Este juego del tonto que cree que todo lo que brilla es oro y del necio que busca la sabiduría en las apariencias quizá un acervo de sabiduría popular de los más repetidos. Parece que siempre tendrá quien le dé voz.
En Don Quijote de la Mancha Cerbantes escribe de esta forma el refrán: «no es oro todo lo que reluce»[1] dentro de un caudal de otros que profiere Sancho recordando lo que ha escuchado decir sobre el verdadero valor de las personas, encarrerado por una indignación. Está recogido de esas letras en el Refranero multilingüe del Centro Virtual Cervantes, aquí, junto con un dicho que se toma por sinónimo, «no es todo el sayal alforjas», y donde se observa con precisión que la sentencia «recomienda desconfiar de las apariencias, pues no todo lo que parece bueno lo es realmente». En el mundo anglosajón el refrán es también de lo más popular, especialmente en la forma «all that glitters is not gold». Geoffrey Chaucer escribe «mas todo aquello que brilla cual el oro no es oro, como tal he escuchado decir» y Shakespeare en El mercader de Venecia lo acerca a la forma moderna en todo menos una palabra (glister, una forma ahora arcaica de glitter, brillar o refulgir)[2]. Es llamativo que ya en el verso de Chaucer, y también en el eco que escribe de él Shakespeare, y en la retahíla de Sancho Panza, el refrán es mencionado como algo bien sabido, algo que se dice y se escucha ya desde hace mucho. Existe, además, un proverbio antiguo chino que parece usarse en el mismo tenor de advertencia sobre las apariencias engañosas y que dice «oro y jade por fuera, algodón podrido dentro»[3]. Es probable que muchas de las versiones en las lenguas actuales sean herederas de una tradición oral que advierte sobre las apariencias y que encontramos recogida textualmente hasta el siglo XII por Alain de Lille en sus Parábolas. Ésta reza «No tengas por oro todo lo que resplandece como el oro, ni es cualquier hermosa manzana un bien» [4], [5].
Hace unos años llamó mi atención un poema de Tolkien que tiene una imagen diferente, pero con tal parecido que puede pasar por ella en un descuido. Es un poema escrito acerca de un hombre de virtud y nobleza escondidas bajo un disfraz de pobreza y austeridad ‒algo semejante a Odiseo disfrazado de mendigo en su propia casa. El poema comienza con las palabras «no todo lo que es oro brilla»[6]. A diferencia del refrán popular, el poema no canta sobre lo que pasa por valioso sin serlo, sino sobre lo que siendo valioso parece otra cosa. Donde se nos ponía en guardia contra el posible engaño del entorno, en este caso se nos advierte contra el engaño de nosotros mismos: recomienda desconfiar del propio prejuicio sobre la apariencia del bien. Aunque es menos clara que la del dicho popular, esta imagen no es desdeñable. Incluso encuentro sorprendente no hallar más este giro del dicho por ahí (aunque tal vez es por una buena causa que está escondido). Puede haber bien donde no lo pensábamos y podemos ser nosotros víctimas de apariencias que no provienen de eso que suele llamarse exterior. El cuidado del bien demanda alerta sobre el bien aparente y sobre nosotros mismos. Aprendemos que no sólo requerimos alejarnos del falso bien, sino que el provecho está en buscar el verdadero. De este curioso giro del refrán me parece que puede complementarse el original sin problema, pues es verdad: no todo lo que brilla es oro, y no todo lo que es oro brilla.
[1] Don Quijote de la Mancha, Segunda parte, XXXIII.
[2] The Canon’s Yeoman’s Tale de los Canterbury Tales, vv. 409 y 410: «But al thyng which that shineth as the gold | Nis nat gold, as that I have herd it told» y The Merchant of Venice, acto 2, escena 7: «All that glisters is not gold. Often have you heard that told».
[3] El proverbio es «金玉其外, 败絮其中», cuya lectura no puedo hacer, pero la sugiere este diccionario.
[4] El original en latín es «Non teneas aurum totum quod splendet ut aurum, nec pulchrum pomum quodlibet esse bonum». Otras versiones del proverbio son «Nem tudo que brilha [también reluz] é ouro» en portugués, «Non è tutto oro quel che luccica» en italiano, «Tout ce qui brille n’est pas or» en francés, «Es ist nicht alles Gold, was glänzt» en alemán, «Det er ikkje gull alt, som glimrar» en noruego, «Не всичко което блести, е злато» en búlgaro, «Не всё то золото, что блестит» en ruso. Véase el Dictionary of European Proverbs de Emanuel Strauss, entrada 296.
En cuanto a la segunda parte del verso de Alain («…ni es cualquier hermosa manzana un bien»), parece por mucho menos fecunda que la primera. Por lo menos ni en el refranero del CVC ni en el mexicano de la Academia mexicana de la lengua se encuentran proverbios análogos que aprovechen la imagen de una manzana. Esta idea sí aparece en inglés, también en El mercader de Venecia con la forma «Una bonita manzana podrida en el corazón (A goodly apple rotten at the heart)» (Acto 1, escena 3); y según el diccionario ya citado de Strauss (entrada 120), existe en una forma todavía más parecida: «No toda manzana bella a la vista es buena (not every apple that is fair at eye is good)», con ninguna análoga en español. Interesantemente, a diferencia de lo que ocurre con los demás idiomas, la cantidad de proverbios alemanes recogidos en este diccionario con la imagen de la manzana es el triple (6:2) de los que aluden al oro. El refrán principal es «También hay manzanas rojas que están podridas (rote Äpfel sind auch faul)», existen canciones folclóricas con variaciones de esta línea: «No hay manzana que sea tan sonrosada, dentro tiene un gusanito (Es ist kein Apfel so rosenrot, es steckt ein Würmlein darin)», y abundan las rimas en las que se equiparan manzanas y muchachas, como advertencias contra la belleza aparente (varias son recogidas aquí, y en su Katharina von Bora Albrecht Thoma conserva una rima que nota como consabida); además, en 1966 la cantante Wencke Myhre se hizo famosa en la industria musical alemana con una canción cuya pegajosa letra dice «No muerdas fácilmente cualquier manzana, podría estar agria (Beiß nicht gleich in jeden Apfel, er könnte sauer sein)». ¿Podría ser esto una indicación de que para algunos pueblos germanoparlantes en la época en la que estos refranes florecieron, la imagen de la manzana era más elocuente que la del oro?
[5] Existe la idea de que el dicho puede rastrearse incluso hasta Esopo en el siglo VI a. C., pero no he hallado ninguna muestra concreta al respecto. Probablemente sea popular esta opinión porque según el American Heritage Dictionary of Idioms de Christine Ammer, dos fábulas del esclavo griego contienen ya esta idea. Puede ser que se refiera a La gallina de los huevos de oro y al Avaro y su oro; pero si es así, la relación con el proverbio me parece demasiado vaga: en la primera no es el brillo del oro, ni las apariencias, lo que está puesto en duda sino la insensatez conveniente a la codicia; y en la segunda igualmente, el énfasis está en la trivialidad de la avaricia, que confunde los medios con los fines.
[6] The Fellowship of the Ring, Tomo I, Capítulo 10:
All that is gold does not glitter,
Not all those who wander are lost;
The old that is strong does not wither,
Deep roots are not reached by the frost.
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