Sumisión razonable
La UNAM es una ficción ilustrada en que podría ensayarse el estado de excepción. Dado su carácter peculiar de Estado dentro del Estado, la implementación del estado de excepción como administración universitaria podría ser el paradigma de la implementación del estado de excepción a gran escala. Que la clase universitaria adopte como organización el estado de excepción permitirá presumir la racionalidad de la medida. Si los pretendidamente cultos del país aceptan la situación límite, se confiará en caminar al extremo con la razón en la mano. La ficción ilustrada podría componer el ensalmo por el que a la razón necesaria se le vele lo terrible. La UNAM podría llegar a ser el ejemplo de la sumisión razonable.
Primero los hechos. Un grupo de profesores protestó afuera de la oficina del presidente electo para pedir su intervención tanto en la tabulación salarial como en la asignación de horas de clase. Nunca se explicó, por cierto, por qué sería asunto del presidente electo. Pasados unos días, el asunto perdió interés mediático. En segundo lugar, un grupo de estudiantes del CCH Azcapotzalco convocó a paro de actividades por “irregularidades administrativas” y la falta de asignación de cuatro grupos; sí, un asunto laboral, el mismo por el que los profesores fueron a la oficina del presidente electo. Los días pasaron y las demandas se acumularon. La directora del plantel de bachillerato renunció bajo la justificación de permitir la reanudación de las actividades; los que protestaban acordaron realizar una marcha cuatro días después de la renuncia para exigir que se complete la planta docente. El día de la marcha detonó la violencia. Rápidamente los universitarios concertaron tres unanimidades: que los atacantes fueron grupos porriles, que el ataque fue planeado en contra del “movimiento” estudiantil y que se requieren acciones urgentes contra la violencia, sus promotores y planificadores. Interesante que ante la uniformidad unánime la protesta laboral parezca olvidada.
La unanimidad unamita asume que la violencia lleva a su institución a la situación límite. Y ante la situación límite, la unanimidad pide grandes acciones. La comunidad universitaria ha hecho cinco. Primero, distribuyó imágenes y videos de personas que señalan como porros y responsables de la violencia. Distribuidas las imágenes, los universitarios se dieron a la tarea de identificarlos y publicar su filiación académica e incluso su domicilio. Es decir, la clase culta del país publicitó los datos de los señalados para un linchamiento público. Los razonables actuaron como una turba iracunda. En segundo lugar, se organizó una segunda marcha para protestar por la violencia en la primera marcha. Durante la organización los universitarios refirieron que se pidió a los participantes sus datos de identificación, sus medios de contacto y los de sus familiares a fin de que se pudiera reaccionar en caso de otro ataque. Ternuritas, los universitarios dieron sus datos personales a una organización no identificada, sin garantía en la protección de los mismos. Los cultos del país actuaron peor que los incultos confiados. En tercer lugar, los funcionarios universitarios cedieron a la presión pública y expulsaron a algunos de los señalados, recibiendo sonoro aplauso. Problema es que ninguna garantía se dio de la culpabilidad efectiva de los expulsados. Problema es que se divulgó oficialmente su nombre y su filiación académica, sin presunción de inocencia de por medio. Problema es que los funcionarios actuaron para el graderío. Los universitarios del país han aprobado un juicio sumario sustituyendo las reglas por los aplausos y los abogados por los escaparates. En cuarto lugar, los estudiantes se han constituido en “movimiento” y han postulado siete ejes para la conformación de un pliego petitorio que al parecer tiene alcances diferentes al de la misma UNAM. Los universitarios, tal como acostumbran educarlos, se erigieron en representantes de un gremio que velará por el bien de la nación. Lo que los universitarios decidan, será posible para el ciudadano de a pie. ¿No se ve el carácter universalizable de los cincos últimos ejes de lo que podría ser el pliego petitorio? El problema no son los puntos, el problema es que de un hecho violento se quiera derivar la legitimidad de la protesta. El problema es la proclividad a aceptar la situación límite. En quinto lugar, los universitarios van promoviendo la idea de que es necesaria una acción para acabar definitivamente con el porrismo. La acción se va perfilando como definitiva, superior a la universidad y sin autocrítica universitaria. Por ello la idea llegó al discurso del presidente electo, quien decretó que se terminará con el porrismo y la violencia.
Por desgracia lo que inició afuera de la oficina del presidente electo no termina con la asunción de una promesa por parte del mismo. Ante el terror de la violencia, los universitarios podrían entregar la autonomía universitaria al nuevo régimen. ¿No es imaginable la firma de un pacto del nuevo régimen con los universitarios del país en la Plaza de las Tres Culturas el 2 de octubre? Al menos el siguiente paso en el asunto lleva la decisión a una asamblea en la escuela que cobijó al grupo prohijado por López Obrador. Quizá ya vivimos en la época en que todos los caminos llevan a la Roma.
Námaste Heptákis
Escenas del terruño. ¡Ah, los filósofos! ¿Qué tendrá el poder que tanto les atrae arrodillarse ante el príncipe? ¿Por qué la fascinación de ser los ideólogos del régimen? ¿Acaso creerán que el aura de la verdad sólo luce cuando su luz es faro y sus sonidos se traducen en orden? Dijo el profesor Enrique Dussel, en La Jornada del pasado domingo: «Una transformación sin teoría concreta, realizable, plegada a las exigencias del pueblo (y de las ciencias prácticas y la filosofía) se diluye con el tiempo. Ello nos ha movido, desde hace dos años, a organizar una escuela, que imparte cursos, exposiciones, debates sobre una ideología o teoría política adecuada a los ideales y valores del nuevo partido triunfante desde el primero de julio. El partido también debe ocuparse en la formación de sus militantes, miembros de la base, de su juventud, y de sus representantes pagados por el Estado (enorme tentación de corrupción, pero exigencia inevitable de factibilidad) para no caer con el tiempo en un olvido de sus valores y principios, que no son sólo proyectos concretos políticos, económicos, culturales, de género y muchos otros, sino igualmente una teoría que se estudie y exponga y pueda ser impartida a los jóvenes, a los militantes, al pueblo en general y, sobre todo, a sus representantes electos (que frecuentemente no han tenido tiempo de conocer y profundizar en esos valores y principios fundacionales)». ¡Ah, los filósofos!
Coletilla. La semana pasada falleció Francisco Montes de Oca, uno de los hombres que más trabajó por la difusión de la cultura en México. Para la clásica Sepan cuántos… prologó La Ciudad de Dios y Las Confesiones de San Agustín, El Decamerón y el Breve tratado en alabanza de Dante de Boccaccio, Discursos de Demóstenes, Las Metamorfosis de Ovidio, Comedias de Terencio, Fausto y Werther de Goethe, Dafnis y Cloe de Longo, El Asno de Oro de Apuleyo, Tratados filosóficos y Cartas de Séneca, Rojo y Negro y La Cartuja de Parma de Stendhal, Los doce césares de Suetonio, La Vida Nueva y La Divina Comedia de Dante, Comedias de Plauto, La Eneida, Geórgicas y Bucólicas de Virgilio, La imitación de Cristo de Kempis, Vidas paralelas de Plutarco, Historia Romana de Tito Livio, La expedición de los diez mil, Recuerdos de Sócrates, El Banquete y Apología de Sócrates de Jenofonte, Epístolas, Arte Poética, Sátiras, Odas y Épodos de Horacio, Anales de Tácito, Florecillas de San Francisco de Asís, Manual y Máximas de Epicteto, Soliloquios de Marco Aurelio, La conjuración de Catilina y La guerra de Jugurta de Salustio, Olímpicas, Píticas, Nemeas y Ístmicas de Píndaro. Además hizo la selección de Poesía Mexicana de la SEP y compiló Ocho siglos de poesía en lengua española y Poesía Hispanoamericana. Elaboró para Porrúa los libros de texto: Historia de la Filosofía, Literatura Universal, Teoría y técnica de la literatura, La literatura en sus fuentes, La filosofía en sus fuentes, Lógica, Lengua y literatura españolas. La lista podría estar incompleta. ¿Recuerdas algún otro, laborioso lector?
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