La Resaca Electoral

Ésta es nuestra semana de descanso. La publicidad política se detiene (supuestamente) y las campañas se terminan justo antes de la elección con la pretendida confianza de que en esos días purificaremos nuestras miradas y podremos elegir los votos con perspectiva. Sin embargo, el plan es tan ingenuo como esperar que después de un concierto de rock escuchemos con atención el silencio, en vez de la odiosa y constante campanita. El asedio implacable de los medios nos ha mareado suficiente como para estarnos contoneando no una semana, sino varios meses cuando menos. De todas maneras, es importante tratar de asirse de algo y hacer base en la tierra. El diálogo sobre nuestras posibilidades pronto será inconsecuente y la magia de la demagogia se pondrá a prueba en la verdadera política, la de las acciones públicas y no la de los desfiles partidistas.

Estos días serán nuestro profundo respiro antes de la zambullida, nuestra densa obscuridad antes del alba. Ojalá que nos sirvan para apreciar su recuerdo cuando el ruido vuelva a treparse a decibeles insoportables. Ojalá que no sea tan poco tiempo que ni cuenta nos demos de qué tan alterados estábamos cuando votamos.