Cuestionamientos de Dostoyevski

La división de los autores por etapas siempre ha sido una manera excesivamente parcial de considerarlos. Cada obra podría ser una división, ya que el autor separó en cada uno de sus trabajos diferentes temas y objetivos. Lo complicado es entender el objetivo que un autor se plantea a lo largo de sus múltiples reflexiones; puede perseguir una idea, darse cuenta que no es posible alcanzarla en poco tiempo por él o que deberá afinarla; puede quedarse inerte por la desesperación, pero su objetivo, su idea, siempre le dará vida para continuar trabajando. En pocas ocasiones los escritores reconocen que han errado el camino y que deben tomar otras direcciones en su búsqueda por la verdad; en ese caso, sí podríamos diferenciarlo por, al menos, dos etapas, pero siempre con la sinceridad de entender lo que entendió el autor que era incorrecto para entender verdaderamente la división. Fácil es decir que hay dos etapas en Dostoyevski, lo difícil es entender sus diferencias.

Para el Maestro de Petersburgo, como para cualquiera de sus personajes, cualquier adjetivo es insuficiente. La primera etapa que se le achaca va de Pobres gentes (1845) a El árbol de navidad y una boda (1848), para después sobrevenir un cambio, que va hermanado con su estancia en una prisión de Siberia. La primera etapa dicen que es humorística o irónica y la segunda trágica (algunos gustan llamarla la de los temas elevados). Pero desde sus primeras obras Dostoyevski expone las miserias del alma humana así como sus complejidades; como la antisocial avaricia del Señor Projarchim y su extrema vanidad. Hermano en complejidad aunque distinto en alma es Vasia Shumkov de El corazón débil (1948). Vasia es un hombre alto, delgado, pero con una deformidad evidente en la espalda que le afecta a toda su postura, aunque es el hombre más agradecido que uno se pueda imaginar. Vasenka está a punto de casarse y no cabe de la felicidad, pues él, un tipo contrahecho, tiene la dicha de ser amado. Además, hay un alto funcionario que lo estima y le da un poco de solvencia a sus ingresos; por si fuera poco también tiene un amigo que lo estima. Pero Vasia deja pendiente un trabajo que le encargó su protector con mucha anticipación, lo cual lo hace sufrir mucho dos días antes de la entrega (momento en que se anunció su compromiso), pues será irresponsable ante quien le ha ayudado y le confío un trabajo que quizá sea de alta importancia. Lo que cualquier persona haría en su situación sería apurar el trabajo y pedir un plazo más amplio para terminarlo; algunos sencillamente no lo terminarían. Pero él, dada su condición de persona agradecida, no trabaja, no pide el plazo y desperdicia buena parte de su tiempo. La pregunta que nos exige casi cada movimiento de una escena de las obras de Dostoyevski es: ¿por qué no pide más tiempo para terminar su trabajo o decide mejor no terminarlo? Lo más evidente es que no quiere verse como un desagradecido ante quien lo ha apoyado; un lector de alma voraz diría que eso le arruinaría su carrera con el protector, su posibilidad de progresar laboralmente. El mismo personaje da una respuesta más elaborada: no quiere ser un irresponsable porque tiene a quien lo ama y a quien lo estima; no quiere ser un desagradecido con su prometida ni con su amigo. Pero todavía esa respuesta nos deja con la incógnita de por qué si él no quería mostrarse indigno ante sus seres queridos, no se intentó sobreponerse y mostrarse lo más excelentemente posible, señalando que su tardanza se debió a un ligero error. Esta pregunta nos exige indagar todavía más en la compleja alma de Vasenka y preguntarnos: ¿puede el deseo de mostrarse agradecido llevarnos a la conclusión de que nunca se podrán pagar los favores, la amistad y mucho menos el amor? ¿Vasia pensó que él, un tipo deforme, que no era rico, nunca podría agradecer suficientemente el amor o la amistad? Una persona auténticamente agradecida, ¿no siente en algún momento que difícilmente sabrá recompensar los favores desinteresados o que siempre le faltará hacer algo más como amigo o como amado? ¿Podremos responder a estas preguntas o compartiremos la aparente conclusión que Dostoyevski se hizo después de indagar en miles de páginas las más complejas pasiones del alma humana: el hombre es un misterio?

Yaddir