Insultos

¿Puede una palabra incitar al odio?, ¿repetir constantemente una sola palabra podría provocar que muchos sintieran odio hacia las personas a quienes se dirige el insulto? Quizá habría que contextualizar la pregunta, pues en la historia alemana hay casos en los que una sola palabra incitaba al odio y este sentimiento fue conducido para dañar a millones de inocentes. Muchos años antes, un árabe escritor narraba las más insólitas peripecias de un valeroso y sin par caballero; entre sus muchas historias, el caballero se encontró con que una guerra podía causarse por un rebuzno. Si un rebuzno es más complejo de entender que una palabra, no creo que sea un asunto fácil de discernir, por lo que dilucidarlo me llevaría a otras largas orillas; aunque sí habría que precisar que el primero que rebuznó en la referida historia no lo hizo con una intención bélica ni mucho menos para incitar al odio. Pero sería pertinente precisar ¿la palabra escrita en una red social podría incitar al odio?

Una palabra puede condensar el enojo, explicarlo, verterlo. Pero la palabra no se queda en su significado, también hay algo que nos hace sentir al escribirla, al proferirla y al leerla. Un insulto de una persona cercana nos duele más que el de quien sólo sabemos de su existencia hasta que nos insulta en redes. Un insulto de un hombre con muchísimos y fieles seguidores afecta más que el de un desconocido en el transporte público. Las redes sociales se han transformado en un cuadrilátero con luchadores anónimos, solitarios o en grupo. Esto no es nuevo. Cualquiera de los insultos que han perdurado en redes podrían incitar a su réplica, transitar con facilidad del seguidor fiel de una ideología al niño que comparte memes de los Avengers. Pero eso no hace al niño transformarse en un ciego defensor de la recién conocida ideología por una sola palabra, de admirar nuevas ideas y nuevos líderes, de prepararse para actuar en defensa de algo que quizá no conozca. Aunque inevitablemente habrá quienes compartan esas ideas, que expandan más de un solo insulto y gracias a las redes puedan conocerse, juntarse y planear. Pero las redes no podrían detener esta clase de grupos, me parece, sin que sean vistos como censores retrógrados. Claro, otros usuarios podrían denunciar los grupos de odio para que sean cerrados temporal o definitivamente. Aunque no todos los grupos son tan diáfanos en sus objetivos como para asumirse como anti algo; el concentrar sus ataques a sus enemigos usando una sola palabra sería absurdo si lo que quieren es sumar adeptos. Tal vez una palabra les ayude a sembrar discordia en distintos grupos de las redes para identificar a potenciales aliados y conocer a sus potenciales enemigos. Los líderes populistas abusan de sus reflectores para mostrar o probar su fuerza mediante los insultos (¿sería capaz Facebook de censurar a algún líder mundial?). El insulto vertido en una palabra es el primer paso para un plan claramente trazado. El mayor peligro está en quienes socializan astutamente en las redes.

Yaddir

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