Día a día nos bombardean con temas relacionados con la salud. Salud por aquí y por allá. En todos los medios de comunicación hallamos anuncios relacionados con este tema, pero estoy convencido que no es claro para qué es necesario cuidar nuestra salud, en pocas palabras cual es la finalidad de ello. Creo que el problema se encuentra en que tampoco tenemos claro en qué consiste vivir. No pienso hacer un rotundo ataque en contra de la salud, pues no estoy convencido que ese sea el camino a la vida buena. Tampoco pretendo decir con esto que debemos arrojarnos a los placeres y vivir, como se dice comúnmente, el aquí y el ahora.
Alguna vez conocí a una señora que dejó de fumar a los 90 años de edad, entre bromas decía que lo dejaba porque a la larga fumar hace daño. Irónicamente murió un par de años después y no fue a causa del cigarro, sino por vejez. También hay una persona muy cercana a mí que desde que la conozco se ha preocupado por no enfermar, aunque siempre se ha sentido enferma. Su cuidado ha sido excesivo y siempre ha dicho que se cuida para estar bien para cuando sea mayor. Así ha pasado los últimos cuarenta años y ahora ya es mayor, y como pasa siempre, el tiempo no perdona, lo curioso es que nunca pudo vivir sin dejar de preocuparse por no sentirse mal.
Actualmente tenemos estudios encabronadamente científicos que dan pie a justificar las obsesiones. Que día a día nos dicen cómo vivir más, aunque signifique vivir a cualquier costo. Estudios que limitan la vida a que el corazón no pare de latir, literalmente. Tanto estudio y tanta preocupación por no morir hacen que olvidemos vivir, porque tampoco es claro para qué queremos ser tan sanos.
Creo que la salud se ha vuelto moda y como muchas modas, mera vanidad. Porque en casi todos los casos no es una renuncia por un bien mayor, como la del monje; no es una renuncia por un bien común, como la del padre que desea estar bien para cuidar de la familia, sino un interés vano que surge de la manera como actualmente entendemos el crecimiento personal. La salud va junto con el sentirse bien con uno mismo y acaba ahí.
Dicen que hay que cuidar la salud para vivir bien, pero vivir bien se agota en que cada uno se sienta bien. Es cierto que el ánimo amaina cuando la salud es mala, pero también es cierto que parte de vivir bien es hacer un esfuerzo por morir bien. Vivir bien no es vivir sano, vivir sano sólo por mantener la salud es mera vanidad. La vida correcta de un hombre se halla en las acciones del mismo.
El propaganda del cuidado por la salud lleva entre líneas la “primero estar bien uno mismo para estar bien con los demás”, lo que en muchos casos se agota en estar bien uno. No me canso de repetir la frase de Mounier que dice, palabras más o palabras menos, se debe aceptar el sufrimiento y la muerte para no sacrificar lo propiamente humano. He sabido de varios casos de personas con terribles enfermedades que renuncian a la cura por mantener el buen ánimo de sus seres queridos, que aceptan y callan el sufrimiento y aceptan la muerte para no ver sufrir a sus seres amados. Para vivir bien no es necesaria una buena salud, sino acciones buenas.
Como dije antes, no es apología de la idea de vivir el aquí y el ahora de manera despreocupada, pues creo que uno sí debe procurar ser mesurado y mantener una buena salud, aunque también creo que al mismo tiempo debemos preguntar para qué queremos ser tan sanos y si realmente la vivir saludables nos hace llevar una vida buena.